Como decía Don Quijote.  “…nos ladran Sancho, señal de que avanzamos…”

El poder de la palabra 

Por: Luis Angel Velásquez
angelLa historia de la humanidad registra la actitud y fortaleza personal de hombres que con sus palabras y acciones dejaron a la posteridad ejemplo de rectitud y conducción social que tenía como objetivo claro e inequívoco el servicio a la sociedad. Sabían del poder de la palabra y de su penetración en la conciencia social, respaldaron sus dichos con actitudes coherentes y signadas por la lealtad y respeto a las multitudes y a las personas más cercanas.

Gandhi, Martin Luther King entre otros, son paradigmas de respeto a la verdad y lucha por ideales que a través de sus dichos fueron piedra angular para verdaderas transformaciones sociales. En nuestra realidad social y cotidiana urge decir que “el exceso de franqueza puede ser indecencia” pero es mejor asumir el riesgo y plantearlo desde ya en una sociedad cansada de soportar engaños por sus dirigentes y deshora a la palabra.

Desconcierta registrar como los gobernantes de hoy, iban de barrio en barrio, casa en casa, simulando caballerosidad, afecto por las gentes y hasta tomando agua en tazas quebradas o mal servidas, con aparente esmero y humildad, clamaban el favor electoral, sí esos que con los votos de la gente decente y de buena fe se hicieron elegir y que después de sus posesiones nos hacen recordar a Shakespeare cuando expresó “…..a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande…” pues el alejamiento con las bases sociales es cada día mayor.- Las excusas y los lamentos son la antesala de la incompetencia y se van formando piaras que van alejando toda posibilidad de juegos de equilibrios signados por la claridad y respeto al juego de pesos y contrapesos.

El cumplimiento de compromisos de manejo institucional con actores sociales y políticos y efectuados en forma pública y abierta e incluso firmando documentos es una exigencia ética y moral que debe el gobernante de turno respetar. Deshonrar la palabra es envilecer el ejercicio de la política, pues actitudes de franco desconocimiento a los acuerdos hechos en estratégicas campañas electorales corrobora que el engaño y la bajeza moral es parte del plan del gobernante de hoy para llegar al poder a cualquier precio. Prevalece la desfachatez, el cinismo, la burla al compromiso público y es esa falta de carácter y seriedad la que lastima la esencia del juego democrático.

Después como creer? Cómo pretender que próximo juego electoral los mismos actores y sus esbirros vuelvan con las mismas mentiras y tácticas electoreras? Cómo volverlos a recibir en nuestros hogares? Como volver a efectuar pactos políticos con quienes no respetan la palabra empeñada? Cómo volver a creer cuando el gobernante de turno y antes de empezar su acalorada intervención en nombre de Dios rogaba e imploraba poder electoral y hoy en posición de “ungido y redentor” se muestra abiertamente ajeno a los compromisos con quienes lo llevaron y lo acompañaron hasta su posesión? Cómo volver a creer?.

Ayer escribí “cambio”…pero nada hay más elocuente que el pasar de los días y me parece que fue un “cambiazo” en el sentido de la palabra. Revisar los videos de las pasada elecciones electorales y detallar los momentos que se vivieron entre los distintos actores es parte de la historia del Departamento como también la transformación personal una vez que el acompañado y respaldado tomó poder. La mutación es desconcertante, las promesas se las lleva el viento, el artilugio y el engaño es la otra cara del ya posesionado, es la evocación al dios JANOS – de dos caras mitología griega- y la evasión al encuentro personal y directo con sus ayer contertulios es la costumbre del político nuestro, solo necesita los amigos y la gente decente en época preelectoral, después es un reyezuelo.

Es parte de un País signado por la falsedad y acomodamiento personalista que sencillamente desestima los valores necesarios para que la cohesión ciudadana sea a futuro el motor del desarrollo social. Se vuelven mediáticos y soberbios transitorios. Mañana cuando el sol decline vuelven a ser y a proponer sin tener en cuenta que la conciencia colectiva pasará la cuenta de cobro. “El camino es culebrero” dice el pueblo.

Definitivamente somos un país de “cafres” como decía un ilustre colombiano. ¡Ya la gente con desgano murmura de incumplimientos y camarillas, de arrogancia y cinismo, de politiquería y desdén. Decía mi abuelo “…..que la palabra empeñada era como escritura…” y aquí, con lo que pasa a los diferentes actores sociales y políticos para próximos procesos electorales es exigir que a cada reunión aspirante que se respete lleve notario a bordo, pues los registros fotográficos y fílmicos, las actas firmadas con bombos y platillos y el despliegue publicitario es una farsa que a pesar de su elocuencia probatoria son insuficientes, pues sencillamente son pruebas incompletas o supletorias que abiertamente se pueden desconocer por cualquier postor o jugador electoral. Vamos por el estilo de gobierno donde la sumisión es la norma y en la lógica del “reptar, reptar que cuatro años me puedo apoltronar” ya lo demás no importa pues toca es “amarrar” “no tolerar” pues las próximas elecciones cerca están. ¡Esperemos en próximos meses!.
Es el cumplimiento de la palabra lo que hace a los gobernantes parte de la historia de la ciudad y con ello, ejemplo de rectitud, de verdad y reconstrucción de confianza ciudadana. Pero actitudes sórdidas, zig zagueantes, y abiertos incumplimientos políticos, sencillamente los hará mañana personas despreciables y con la consuetudinaria rotulación de “políticos mentirosos y enredadores”. Cada día que pasa, es un día menos de período y de oportunidad de ser un verdadero conductor social, es un día de constancia histórica, de bajeza y burla social.

Esto es un sistema democrático y no fue inventado propiamente por los hoy elegidos, es una práctica milenaria de la cultura griega que nos enseñó que como modelo de gobierno lo mejor es que todos participemos, pues quien es mezquino y deshora compromisos lejos está de que la historia lo ubique en el pedestal de hombre signado para la grandeza o la conducción social y reducen su papel a meros “gana panes históricos” que en su momento serán olvidados pues la conciencia social los recordará tristemente como vividores sociales o en el menor de los casos oportunistas históricos.

Es tiempo de recoger las piedras lanzadas…y de hacer replanteamientos. Urge franco proceso de reflexión pues la restauración social está fundamentada en el respeto a la palabra. Ayer, fueron grandes actores políticos y sociales que en actos de grandeza abdicaron sus candidaturas para gobernación y alcaldía de Risaralda y Pereira respectivamente y permitieron la llegada de presuntas nuevas posturas políticas que ofrecían renovación y participación.

En igual sentido estuvieron medios periodísticos – PRIMERA PLANA- y grandes actores de otros medios de comunicación a quienes debe reconocerse su importancia histórica pues fueron parte de una estrategia y momento coyuntural que arrasó e impulsó nuevos ordenes políticos, desconocer esa realidad es sencillamente ir contra principios democráticos y constructores de sociedad como es el poder de la prensa hablada y escrita.

En igual sentido hubo partidos políticos que pusieron su cuota, su poder moral y engalanaron con sus banderas los recintos donde la palabra fue empeñada por Gobernador y Alcalde hoy deshonrada. Sectores industriales y empresariales que apostaron a formas de gobierno serias y participativas. Profesionales independientes que soñaron con cambios y esperanzas de participación y hoy son ignorados. Cómo desconocer esas realidades sociales y políticas?

Hablemos claro, hay nubes negras y vientos de rivalidades politiqueras que causaran gran afectación a la gobernabilidad, pues el incumplimiento a la palabra empeñada sencillamente es engaño y frente a esta sensación y por principio democrático solo cabe el alejamiento y el inicio de un proceso de lucha social para una reconstrucción moral y participativa que nunca se encontró. Como decía Don Quijote. “…nos ladran Sancho señal de que avanzamos…”.