Presidente Santos: final de ciclo
Por: Manuel Neira Sánchez
El triste balance de su gobierno deja a Colombia en una encrucijada difícil de resolver habida cuenta de su gestión al frente del ejecutivo nacional tratando de lograr un acuerdo de paz.
Los desaciertos en su mandato son varios e incomprensibles para la mayoría de los ciudadanos ya que propició, en Cuba, durante cuatro años, reuniones al mas alto nivel dando el mismo status a un grupo de terroristas narcotraficantes con representantes de un gobierno democrático otorgando concesiones reñidas con la Justicia.
En su desmesurada intención de lograr un acuerdo de paz no dudó en implicar a ciertos países y a la opinión internacional para apoyarle en su gestión, hasta el extremo de proponerle y otorgarle el premio Nobel de la Paz (cuestionado).
En las interminables negociaciones, las FARC han reorganizado su estructura (muy probablemente de acuerdo con el grupo ELN) ampliando el negocio espurio de la producción y exportación de droga en connivencia con narcotraficantes de otros países del entorno.
En su desesperado intento de frenar la debacle que se avecina propone ampliar el incipiente acuerdo de paz con el ELN, mientras tanto continúan los secuestros y asesinatos de ciudadanos (260 mil muertos, 60 mil desaparecidos y 7 millones de desplazados, estadística terrible y dada a conocer por el Gobierno)
Lo cierto es que implementar dicho acuerdo de paz llevará aproximadamente 12 a 15 años. El costo rondará alrededor de 45 mil millones de dólares (cifra estimada por su gobierno) y cuyo mayor gasto se producirá en la reforma rural integral que incluye restitución y formalización de tierras, asistencia
técnica a los campesinos, capacitaciones, proyectos productivos, seguridad alimentaria y reducción de la pobreza entre el campo y la ciudad, entre otros.
El más problemático es la reinserción de elementos de la guerrilla que abandonen el grupo guerrillero para integrarse en la sociedad.
Asimismo, la erradicación y sustitución de cultivos de hoja de coca, estimados al inicio de las conversaciones de paz en 80/90 mil hectáreas de sembradíos, se ha incrementado, en la actualidad, en 240 mil hectáreas. Cifra aproximada publicada en medios de comunicación.
Para remate final de esta tremenda realidad Sr. presidente saliente usted y su gobierno permiten la participación política a las FARC con objeto de integrarse como un movimiento político legal sin pasar por los cauces que cualquier democracia otorga, es decir sin ser elegidos mediante sufragio por
parte de la ciudadanía.
A partir de esta nueva etapa que se inicia, tenga presente que la ciudadanía y la historia juzgaran su trayectoria política y no lo harán, lamentablemente, de forma benévola. La democracia pervive a pesar de circunstancias adversas en aras del bienestar común para los ciudadanos de nuestra querida Colombia.
Manuel Neira Sánchez