Pereira (patrimonio histórico de la humanidad).

Manuel Neira
Ciudadano Emérito Risaralda

Bibliografía
Historia de una Ciudad.
Autor Fernando Uribe Uribe
Extracto Literal

Hoy Pereira, “La ciudad sin puertas”, la “Perla del Otún”, es proclive a toda nueva iniciativa y perenne promesa de avance hacia la modernidad.

En el presente en esta Pereira vital, universidades, escuelas, colegios superiores, grandes bancos, modernas industrias, tribunales, cámaras, clubes, teatros, Clínicas, etc. hacen de ella una de las ciudades más importantes de Colombia.

En Pereira uno se siente como en su hogar y admira su pujanza e inquebrantable capacidad de superación.

Por todo ello conviene recordarnos su riqueza histórica y señorial en su 163 cumpleaños

La historia cuenta que en donde está hoy la ciudad de Pereira, fue fundado primitivamente el “caserío de Cartago” por el mariscal don Jorge Robledo, el día 9 de agosto de 1540.

Esto puede parecer el acta de la primera fundación provisional de la antigua Cartago.

La segunda fundación data del día 10 de enero de 1541. Esta doble fundación, primero en 1540 y luego en 1541 tenía por objeto legalizar los hechos, puesto que en la primera ocasión, se había obrado a nombre de don Sebastian de Belalcazar, representante y apoderado de la provincia de Popayán y la ciudad Lili (después llamada Cali), del marqués don Francisco de Pizarro, adelantado y virrey del Perú;pero como las cosas no quedaron bien claras, pues esta fundación al lado de acá del cauca, roble considere conveniente repetir el acto, ahora en nombre de don pascual de Andagoya, a quien estaba confiado el fundar pueblos y hacer conquistas y colonias en la providencia de santa marta, como gobernador de Cartagena y por ello, se tomó el nombre de Cartago, en memoria de la antigua ciudad de África (otros aseveran que fue por Cartagena de España,

Después de más de 3 siglos y la decadencia de Cartago, en el año 1861 los señores don José Francisco Pereira y el presbitero Remigio Cañarte, concertaron el plan de restaurar la antigua Cartago, maduraron la idea y llenaron los preliminares, como había lugar; culminaron la idea el 24 de agosto de 1863, trasladándose al lugar de Cartago viejo para poner en práctica ese plan.

Hasta el año 1869 conserva la población rudimentaria el nombre de Cartago viejo. en ese año dicto la municipalidad de Cartago una ordenanza por la cual se le dio el nombre de “Caserio de Pereira”, en honor del doctor José Francisco Pereira.

Este Caserio, pronto fue pueblo, con tiendas y plazas y mercado; con estanquillo y escuela y hasta con mujeres malas. se podían hacer fiestas y se recordó a la virgen de la pobreza. patrona ya consagrada desde los tiempos de la vieja fundación siendo el primer corregidor de alcalde, don Francisco Hernández.

En el año de 1870 ya la villa de Pereira empezó a tener voz y voto en el consenso nacional, pues contaba con 635 habitantes en sus 6 manzanas pobladas con 84 casas de astilla y guadua; ya se inicia la casa municipal ordenada construir por don Vicente Bueno, corregidor de la provincia del Quindío indicando que ha de ejecutarse la obra por acción comunal, es decir; con ayuda de los vecinos, deberá techarse con teja de barro y tendrá allí mismo una cárcel segura.

En 1880 el ingeniero francés don Guillermo Flecher que por estas tierras anduvo buscando minas, replanteo el trazado y con muy buen criterio marco en el plano seis plazas de bautizo con los nombres originales de la paz, la victoria, la concordia, la fe, la esperanza y la caridad.

De estas 6 plazas solo subsistieron las tres primeras, pues las “virtudes teologales” desaparecieron al menos sobre el terreno, porque siguen vivas en el corazón de los pereiranos.

Algunos dicen que nuestra gente tiene ascendencia judía, que, por supuesto algo tenemos que tener, pero también somos descendientes de españoles venidos del reino de león y de castilla la vieja, de Galicia, Aragón y Andalucía con un poco de italianos de Florencia y Génova y un algo de franceses y alemanes.
Tal es el origen de las gentes que vinieron a poblar nuestra tierra. nuestros abuelos vinieron, como arrieros, como comerciantes o agricultores, trayendo sus virtudes y sus defectos, la energía de su carácter, su voluntad indomable, su tradicional altivez, su mirada franca y sincera. tranquila la conciencia, la cara al sol y la mirada al cielo y en el anochecer elevaba, con su mujer y sus hijos, la plegaria de gratitud a dios.

Permítanme que haga una referencia histórica en aquel entonces, allá por el año 10 en que sentó sus reales en la ciudad el hidalgo señor Tejada Córdoba, fundo un colegio y se dio a la peregrina tarea de organizar la “sociedad de temperantes”, para acabar con los bebedores del pueblo. mediante conferencias y propagandas, con el apoyo de las más encopetadas señoras de la localidad,

En poco tiempo tuvo organizada la famosa sociedad. a la que todos los señores del pueblo pertenecían; unos por dejar el trago y otros para dar ejemplo de vida y como todos, llenos de buenos propósitos, entre otros el poeta bohemio Manuel Donato Navarro.

Cuentan que una noche a la salida de una sesión solemne de la sociedad de temperancia y como lloviera a cantaros sobre la ciudad arrepentida, al pasar por el café “el Vesubio” nuestro bohemio poeta le dice a un amigo, “hombre, nos vamos a morir de frio”.

por quitar el frio, solo por esto se tomaron uno y, de uno en otro, levantaron juma, entonces se pusieron a hablar de “temperancia”, y como en todos los pueblos, ahora años ha, bebedor que hablara duro, estaba haciendo escandalo… para ellos .la orden era terminante… la policía sin contemplaciones lo llevaba a la cárcel y allí fue a templar nuestro poeta a dormir la juma hasta el día siguiente a las diez de la mañana, que despertó con un guayabo tremendo.

entonces llamo al carcelero, pidió papel y lápiz y escribió unas décimas elogiando al trago, que publico en hojas volantes para escándalo de los socios…y …entre otras decía así…

 

“Y les digo francamente,
que no alcanzo a comprender,
que llegáramos a hacer,
sin ese vicio inocente,
porque creo firmemente,
que yamurai sin licor,
será un fuego sin calor,
especie de sol sin luz,
un santocristo sin cruz,
una madre sin amor.

Juro que, en estos seis meses,
y doy palabra de honor,
apurare hasta las heces,
el embriagador licor.
porque creo, sí señor,
que lejos de ser un mal,
como lo afirma un tal cual,
sin sentido y sin razón,
es el delicioso ron,
hasta de ley natural.

Bebió aguardiente Jehová,
y Nabucodonosor,
y cristo nuestro señor,
en las bodas de Caná.
tragó mucho guandamé,
el intrépido Noé.
el gran soñador José,
y Confucio y faraón,
y tiberio y cicerón.
lo digo porque lo sé.

Ya ves pues que siempre ha habido
en todos tiempos y partes
tanto en ciencias como en artes,
bebedores de sentido….
¿y no sabes quién ha sido su inventor?
no un holgazán,
como dicen, ni un patán,
ni un cualquier ruin fariseo;
fue san Carlos Borromeo,
en la peste de Milán”.

Al día siguiente se acabó la sociedad, volvió a todos la alegría y la gente siguió tomando trago.

o esta otra que habla de la madre.,

Había que ver, un paisa, de “cachumbo” en la frente, de sombrero a la “pedrada”, con diente de oro, ruana terciada y carriel de nutria, cuando empuñaba un triple, se corría cuatro aguardientes en la tienda de la esquina o en la fonda, encaramando una pierna encima de un bulto de maíz, se doblaba sobre el instrumento punteando una “madre”; con un acento de pena y una voz de “macho”, decía:

“Oye, señor cuando tu arcángel venga,
a llamar a los muertos para el juicio,
y llegue hasta el lugar donde mi madre,
duerme bajo tu cruz sueño tranquilo.

no dejes, no, que la fatal trompeta,
vaya vibrando a desgarrar su oído;
no hay para que, porque la madre santa
se despierta mejor con un suspiro…
yo la conozco bien; deja tan sólo,
que oiga llorar a uno de sus hijos,
y verás que amorosa y angustiada,
se despierta del sueño al mismo punto”